Reseña: Diario de un incesto
Cuando uno abre la primera página, recibimos un golpe que mueve las entrañas. Se siente como estar ante una granada de palabras que explotan en dolor. Es una experiencia que se mantiene a lo largo detodo el libro y que deja con la boca amarga y la garganta cerrada al cerrar el libro. Es un texto que no dejara a nadie indiferente. Así nos lo indica la carta que acompaña al libro:
Este libro, que contiene el dolor de lo irracional, las pasiones, la locura y la tristeza, muestra con crudeza que nuestras acciones no siempre siguen una vía racional. Muchas veces actuamos por instinto, locura, desesperanza y en contra de nuestra razón. La mente nos dice algo y el corazón otra cosa. Nos dividimos, pero no existe tal división, somos uno mismo, y tenemos que elegir aunque eso nos destruya.
Este libro muestra en varios momentos que la razón no puede explicar todos nuestros actos. El más importante es cuando la narradora lleva consigo un ejemplar del Anti-edipo de Félix Guatari y Deleuze. Ella va acompañada con un texto que logra criticar la idea edípica, pero de inmediato una compañera suya de la universidad le comenta que Deleuze acaba de morir. Con este simple momento se muestra que la razón está indefensa ante lo irracional. No hay modo de escapar de aquello que tememos y huímos.
Lucy y yo intetábamos superarnos mutuamente leyendo el mayor número posible de oscuros escritos de Lacan. A Lucy le gustaba Derrida mucho más que a mí, y a mí Deleuze mucho más que a ella. ¿Podría servirme de algo el Anti Edipo? Necesitaba desesperadamente encontrar ayuda en él. Compré dos ejemplares como si eso hubiera podido ayudarme más. Estaba en uno de los puentes que salvaban el río cuando alguien me anunció la muerte de Deleuze. No era el pueden del paraíso de Lucy, sino otro que quedaba un poco más allá.
La narradora tiene que llegar a aceptar todo aquello que detesta y aprender a vivir con ello. En su camino se da cuenta que esta crueldad del abuso es algo que se repite constantemente y nadie habla de ello. Es mostrar lo doloroso, pero a la vez transformarlo y llegar a una epifanía desagradable. Estas verdades que hieren el orgullo de la razón, y muestran que hay aspectos incomprensibles que duelen y están ahí y hasta que no se profundizan o hablan no desaparecen.
Me siento caliente y lígera. Helada. No tengo mente ni cuerpo, y soy todo mente y todo cuerpo. Percibo sus movimiento de vaivén y sus gemidos mientras se folla mi carita. Me pone la mano alrededor del cuello. Me lo aprieta. Subo, a lo más alto del cielo, y me siento en una nube. Me está estrangulando. Soy una niña de seis años con un vestidito blanco de volantes. Se me enturbia la visa y vuelo por encima del mar, hacia las estrellas.
Todas las citas fueron tomadas del libro que se puede conseguir en el siguiente enlance: https://www.malpasoed.com/libro/diario-de-un-incesto/
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